Es hora de tipear [...]

Trizteza y pena. Aquellas son las dos emociones que estas últimas semanas lograron introducirse en la fibra más interna de mi ser, no tuvieron obstáculos, ellas sólo se alojaron y estarán dispuestas a quedarse de por vida si fuese posible en el interior de la Eva. Lo malo es que mis pequeños canalizadores de estímulos, se fueron o en realidad nunca estuvieron, las veces que llega la pena y se hace notar con el llanto ayyy si vieran un par de lágrimas que me nublan la panorámica y luego caen por el contorno de mi rostro hasta sentirlas húmedas en mi boca. Mención especial se ganan mis soldadillos de la disimulación, notables ellos en su trabajo, pero creo que a veces es más fuerte la emoción que me invade a la cantidad de soldadillos que posea en mi interior. ¿Llorar? no, nunca me ha gustado esta manera de desahogo, de hecho, efecto post llanto es el dolor de cabeza, así que no y mucho menos me a gustado desahogarme escribiendo, porque después cuando logro lel equilibrio, leo esto y es como noooo ! ...